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A generadores les preocupa que aún no se descarten impuestos a combustibles

Si bien es cierto que el gobierno nacional aseguró que en la nueva reforma tributaria no incluirá ningún impuesto a los servicios públicos, también lo es que no ha sido claro con respecto a si mantendrá o no la aplicación de tributos a los combustibles como el carbón, que sí hacían parte del proyecto recientemente retirado ante la presión ciudadana.

Este es motivo de preocupación de los generadores de energía térmica, que advierten sobre el impacto negativo que tendría sobre este sector y el usuario final, la aplicación de tales gravámenes.

Medidas de este tipo buscan, además de recaudar una importante cantidad de recursos económicos, desincentivar el uso de combustibles fósiles para reducir las emisiones de Dióxido de Carbono, en desarrollo de la transición energética que busca potenciar al máximo la utilización de fuentes de energías limpias, como las renovables no convencionales.

Si embargo, expertos consideran que en la práctica no se cumplirán ninguno de los objetivos señalados, por lo menos en las próximas tres décadas, por cuanto la generación térmica a carbón o gas, seguirá necesitándose para que el sector eléctrico continúe operando sin contratiempos.

En la fallida reforma se planteó un impuesto cercano a los $43.000 por cada tonelada del mencionado mineral, con una proyección de recaudos cercanos a los $350 mil millones. Este tributo encarecería las tarifas de energía, entre 21 y 27 pesos por kilovatio-hora. Así las cosas, la demanda en total terminaría pagando cerca de $1.5 billones al año, porque se sube el precio de la energía como un todo.

En el caso del gas para la generación eléctrica, se propuso un impuesto por metro cúbico, lo que encarecería el millón de BTU, aproximadamente, en 26 centavos de dólar. Eso implicaría una variación del 5% al 6% y provocaría un aumento superior a los 10 pesos en el costo de la producción de energía con gas.

El presidente ejecutivo de Andeg, Alejandro Castañeda, afirma que entre los gravámenes descartados por el gobierno, no se ha mencionado el tema de los impuestos verdes. “Eso preocupa, esos impuestos se aplican al combustible, de manera concreta al carbón y gas natural. El efecto directo será en mayores costos de generación termoeléctrica y esto incide en las tarifas”, advirtió.

NO SERÁN DESMONTADAS

El objetivo de reducir las emisiones de CO2 no se cumpliría, porque la aplicación de tales tributos, en caso de ser incluidos finalmente y aprobados en la nueva reforma, no traerán consigo el desmonte de las plantas termoeléctricas, que seguirán funcionando y aportándole al Sistema Eléctrico Nacional.

Y no serán desmontadas porque se requieren como complemento adecuado para las energías renovables no convencionales, dada la intermitencia de éstas, porque la generación a gas tiene unas facilidades de arranques y paradas.

La idea es que las no convencionales requieren energías confiables y centrales que puedan apagar y prender, y salir rápidamente; lo mismo que plantas generando para que puedan subir generación cuando se presenten intermitencias, provocadas por días lluviosos o nublados, que no permiten la generación solar durante los minutos u horas que duren estos fenómenos.

APLICARÍAN SUBSIDIOS

Un escenario de impuestos a combustibles para generar energía y por ende la subida de su precio, afectaría el bienestar de la población, en especial a los más desfavorecidos, caso en el cual el Estado tendría que colocar más subsidios. Recibiría $350 mil millones por un lado, pero por el otro tendría que subsidiar a cientos de miles de usuarios, con lo cual las cuentas no cuadrarían.

Al mismo tiempo se afectaría la competitividad de los sectores industriales y exportadores por la elevación de los precios de la energía.

Expertos del sector consideran que colocarle un gravamen a la generación de energía no es una decisión acertada para un país como Colombia, que es ejemplo por tener una matriz energética limpia, dado los recursos hidroeléctricos que tiene, además de renovables no convencionales que están y seguirán entrando.

Sostiene un analista que nos pidió reserva de su nombre, que un impuesto al carbón, haciendo un análisis integral, no es lo más adecuado. Dice que suena bonito, porque otros países lo aplican, pero la mayoría de los países de Europa importan este mineral, con excepción de Polonia. En el caso de Colombia el carbón genera riqueza, empleo y regalías.

MÍNIMA EMISIÓN DE CO2

Colombia es la sexta matriz energética más limpia del mundo, porque tiene la energía que se produce con agua y están entrando renovables no convencionales. El país apenas emite el 0.3% de las emisiones de Dióxido de Carbono a nivel mundial y de ese porcentaje, solo el 5% es de generación eléctrica.

Estas cifras confirman que las plantas térmicas emiten una mínima cantidad de CO2, y que si dejaran de hacerlo, su aporte para combatir el cambio climática no se notaría, por lo pequeño que es. Contrario a lo que ocurre con los grandes emisores: China, Estados Unidos, Rusia y Japón, que son los llamados a tomar medidas drásticas para frenar el calentamiento global.

Los generadores térmicos consideran que es necesario conservar este equilibrio, porque además Colombia es el cuarto productor de carbón térmico del mundo y el sexto coquizable. La industria del carbón genera riqueza y bienestar para la sociedad.

Las centrales a carbón que funcionan en colombia son: Gecelca 3, Termoguajira, Termotasajero, Termozipa y Termopaipa que no suman más del 9% de la capacidad instalada. Y que irá disminuyendo en la medida que instalen otro tipo de generación.

Si se deja de producir y extraer carbón en Colombia, se afectan las regalías y desde el punto de vista social a todas las regiones por el empleo que genera. Es por ello que dicho proceso tiene que ser gradual y con un proceso de transición.

Fuente: El Norte