En menos de una semana, el servicio de gas natural para el centro del país estuvo en jaque. Primero, la intensa ola invernal afectó el tubo que lo lleva del campo de Cusiana al interior del país. En ese momento, se suspendió el servicio para los sectores industrial y vehicular en Bogotá, Boyacá, Cundinamarca y Santander. Y, apenas dos días después de superar esta emergencia, volvió a interrumpirse, esta vez por una parada de emergencia en el campo Cusiana de Ecopetrol.
Naturgás, gremio del sector, señaló que esta situación es poco usual e inesperada, y que el servicio público de gas natural es seguro y confiable para los más de 10,3 millones de usuarios.
Sin duda, ninguna industria está exenta de enfrentar una contingencia. No obstante, más allá de las emergencias, la situación volvió a poner sobre la mesa la discusión en torno a este sector, las decisiones aplazadas y las tensiones frente al desarrollo de proyectos.
“El sistema de transporte de gas en el país no está anillado ni tiene redundancias, y tampoco cuenta con sistemas de almacenamiento. Desde el año 2000, se ha planteado la posibilidad de almacenar gas y darle mayor confiabilidad al sistema. Llevamos más de 20 años y aún no avanza su regulación”, dice un experto.
Para Canacol, la situación ratifica, una vez más, la necesidad de interconectar los sistemas de transporte del Caribe y el interior para obtener flexibilidad y capacidad de respuesta. “De esta manera, se podría atender no solo la demanda esencial, sino toda la demanda de gas natural del interior del país con excedentes de producción de la costa caribe y viceversa (…) El proyecto para la construcción del nuevo gasoducto desde nuestras facilidades en Jobo hasta Medellín es de vital importancia para el país para prevenir futuras situaciones como la que estamos viviendo en este momento”, afirma Jorge Linero, presidente de Gas de esta empresa.
Andeg, gremio de las generadoras térmicas, recalcó la importancia de una infraestructura de gas natural más robusta. “La discusión actual de la metodología de remuneración de transporte de gas y la revisión de las reglas del mercado mayorista de gas natural deberán considerar la flexibilidad que requiere el sistema nacional de transporte para asegurar el acceso por parte de la demanda a las diferentes fuentes de suministro, en condiciones de competitividad y eficiencia económica”, señala Alejandro Castañeda, presidente del gremio.
Pero, además del transporte, está la discusión de la producción y el potencial. Las reservas ya se encuentran por debajo de los diez años; grandes campos, como el de La Guajira, en declive; y prospectivas interesantes, como el fracking, el offshore o, incluso, las asociadas al carbón, tomarán varios años en poderse comercializar. Y los nuevos hallazgos no son tan grandes.
Lo mismo pasa con las declaraciones de reservas de productores que han provocado nuevas complejidades, como no avanzar –tal como lo advierten algunos analistas– en la posibilidad de desarrollar contratos a largo plazo. “No se genera la confianza para que se tengan relaciones comerciales en el largo plazo. Y todo comienza a retrasarse, e inversiones en nuevos activos de transporte no se desarrollan, y el sector entra en un letargo extraño”, dice un analista.
Además, la planta de regasificación del Pacífico, una de las posibilidades para garantizar redundancia y confiabilidad al sistema, que no ha sido apoyada por todos los sectores, entró en una etapa compleja tras el pronunciamiento de la Contraloría en un control de advertencia: señala que esta planta tiene riesgos económicos y ambientales, y las tarifas podrían aumentar hasta 32 por ciento.
Es importante que la coyuntura sirva para potenciar un sector fundamental en la transición energética. Se requiere el avance de su regulación y que vuelva, lo más pronto posible, a tomar un nuevo aire.
Fuente: Semana